Un ser humano come 90.000 veces a lo largo de su vida. No picoteos, no unas cañitas: hablamos de desayuno, comida y cena. Esas comidas deben ser lo suficientemente variadas para que el cuerpo pueda alimentarse con los 50 nutrientes, entre hidratos, grasas, proteínas, minerales y vitaminas, que existen. Para ello, podemos elegir los 70.000 productos disponibles en los supermercados modernos y en Internet.
Esas son las cifras que nos da Gregorio Varela, catedrático de Nutrición por la universidad San Pablo CEU y presidente de la Fundación Española de la Nutrición, en su disertación sobre cómo será la alimentación del futuro, una charla organizada por FNAC como parte de los eventos de celebración del 25 aniversario de la llegada a España de las tiendas.

«La superpoblación, el cambio climático y nuestra responsabilidad harán que nuestra cesta de la compra tenga que ser muy diferente a la de ahora.»

“Todos sabemos cómo debería ser nuestra alimentación: variada, equilibrada y moderada. Pero además debería ser social, sostenible y solidaria”, asegura el experto. “El problema es que entran muchas variables en juego que nos impiden lograr esa buena alimentación”.
Una de esas variables es el tiempo: no disponemos del suficiente para cocinar. Por eso, a pesar de los miles de productos disponibles en las tiendas y las casi infinitas combinaciones de ellos, terminamos yendo a lo seguro. Según datos de la FEN, en nuestra cesta de la compra apenas hay 70 artículos diferentes, “mientras que nuestras abuelas manejaban unos 110”, revela Varela.

Nuestra dieta actual no es ni equilibrada, ni moderada. Un ejemplo de esta descompensación es el origen de las proteínas que consumimos.”Si debería ser mayoritariamente de origen vegetal y en menor medida de origen animal, en realidad nos encontramos en un 66% de origen animal y en un 33% de origen vegetal”, explica Varela.

Superpoblación y consumo de carne, dos factores incompatibles

Esa descompensación no solo está afectando a nuestra salud, también están causando un daño terrible al medio ambiente. Los humanos hemos comido más de 262 millones de toneladas de carne de procedencia animal . Esa cifra es el doble de lo que que consumíamos hace 30 años. Para poder producir esa cantidad de alimentos, se han gastado incontable cantidad de agua, pienso y terrenos de cultivo. Toda esta industria genera casi el 20% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. En la actualidad, el 30% de la tierra del planeta está dedicada a cultivos de pienso o lugares en los que los animales pastan.
Para producir un solo kilo de de carne de ternera se consumen 15.000 litros de agua. En este computo se tiene en cuenta todo el agua que consume el animal a lo largo de su vida, el agua para regar los terrenos en los que se ha plantado la hierba que luego será su pienso y también otros factores como el transporte. Sin embargo, para producir un kilo de hortalizas apenas hace falta 30 litros de agua.

Algunos científicos estiman que si los seres humanos nos alimentáramos del grano que ahora mismo está dedicado al consumo animal, se podría alimentar al doble de la población mundial actual. Y al ritmo al que crece esa población (en 2050 se espera que haya casi 10.000 millones de personas en el planeta), parece claro que la comida del futuro va a ser muy diferente a la que hoy disfrutamos.

¿Cómo va a ser la comida del futuro?

Hace 50 años, los expertos en nutrición predijeron que en nuestra época no comeríamos alimentos, sino que simplemente nos bastaría con tomar una píldora que contuviera la cantidad exacta de nutrientes. Evidentemente, se equivocaron de pleno”, describe el experto. “Por eso es complicado hacer una predicción. Pero si vemos las tendencias actuales de nutrición, podemos hacer una estimación”.
Varela destaca 5 tendencias sobre la alimentación del futuro:

1) La alimentación ‘Prêt-à-porter’ “De igual forma que hoy en día hay tallas de ropa, en el futuro puede que haya un etiquetado tan específico que sepamos si ese alimento será saludable para nosotros o no. Y lo sabremos gracias a nuestro perfil genético”, explica el nutricionista. Es decir, tendremos tanta información y tan concreta, que sabremos si a nuestro cuerpo le sienta mal un determinado tipo de pescado, porque no lo podemos digerir o porque no aprovechamos los nutrientes. O si la pasta nos engorda más que a los demás.

2) La alimentación será transparente “Si en la actualidad conocemos el origen de los alimentos, en el futuro conoceremos si los animales han sido tratados bien, si los trabajadores reciben un sueldo digno, si su producción ha sido sostenible… y toda esta información no será marketing, será comprobable gracias a la tecnología blockchain, que permitirá que haya varios observadores independientes revisando si la información es correcta o no”, asegura Varela.
3) El concepto de seguridad alimentaria se ampliará “Si en la actualidad la seguridad alimentaria equivale a que un alimento no nos cause daño, en el futuro este concepto se ampliará y nos servirá para saber el impacto que tiene en nuestro organismo, si ha sido cultivado o producido en las condiciones adecuadas, si es de proximidad…”
4) La dieta mediterránea nunca se irá. “La dieta ideal seguirá siendo la más equilibrada y variada”, predice el catedrático.
5) Irrupción de la tecnología en el hogar. “Las cocinas dejarán de ser un espacio independiente en las casas y se integrarán en el resto del hogar. Desde ellas podremos acceder a Internet, y los aparatos estarán conectados a la Red para darnos recetas, información nutricional… todo para que nos alimentemos mejor”.

Néstor Parrondo
Fuente: revista GQ España

https://www.revistagq.com/noticias/tecnologia

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