“¿Para qué servirme un huevo si puedo ponerme dos? También una lonchita de beicon…y otra de queso…”. Con este planteamiento, solo en la primera vuelta, acabamos volviendo a la mesa con tres platos cargados de comida.
Es el “síndrome” del temido buffet libre, al que muchos tendrán que enfrentarse este verano durante sus próximas vacaciones de hotel. Pero, ingerir cuanto uno quiera, al cuerpo no le sienta nada bien. No solo porque podemos acabar engordando, sino porque todo el esfuerzo hecho durante el año para comer sano puede acabar tirado por la borda en tan solo tres días. Y el desayuno, la comida que más se incluye en el precio de la estancia, puede ser el detonante perfecto.

«Ingerir cuanto uno quiera, al cuerpo no le sienta nada bien.»

El nutricionista Carlos Ríos, creador del movimiento Realfooding, nos explica que la clave para controlarnos es ser previsores antes de llegar a la cafetería del hotel. “Si entras en el buffet con el plato sin haberte mentalizado antes de lo que quieres desayunar es muy fácil que caigas en las comidas procesadas”, dice. Se refiere a alimentos como los cereales de desayuno, la bollería, los zumos envasados o los embutidos.
Coincide con esta opinión el nutricionista Aitor Sánchez, autor del blog Mi Dieta Cojea, quien recomienda que en buffet del hotel aprovechemos para comer todas esas cosas que no podemos comer cualquier día en casa y que son sanas. Por ejemplo, “despertarte y tomar una piña o sandía recién cortada o unos huevos revueltos, son opciones saludables que no tenemos todo el tiempo”. Según explica Sánchez, aunque el desayuno ideal no existe, “la fruta partida y los huevos revueltos pueden combinar bien con unas tostadas de pan integral y un café o infusión sin azúcar, eso sí”. “Lo importante es lo que eliges, no cuánto comes ”, subraya el nutricionista.
Y es que la gran lucha a la que tenemos que enfrentarnos en los buffets libres es la gran variedad de productos ultraprocesados que podemos encontrar, “y en cantidades abundantes”, dice Ríos. “Hay más oferta de cosas malas que de buenas y se sabe por diversos estudios que la disponibilidad es muy determinante a la hora de elegir”, señala el nutricionista, por lo que cuántas más napolitanas de chocolate haya encima de la mesa, mayor es el riesgo de que acabemos tomándolas para desayunar.
Además, “son alimentos que solo con visualizarlos tenemos deseo de ir a por ellos. El buffet libre del hotel te facilita el comer mal por la disponibilidad y la visualización, cosa que no nos sucede en un bar o en nuestra casa, que tienes lo que tienes y aunque lo tengas puede que no veas”, explica Ríos.

«Hay más oferta de cosas malas que de buenas y se sabe por diversos estudios que la disponibilidad es muy determinante a la hora de elegir.”

Dicho esto, ambos nutricionistas nos explican la razón por la que hay alimentos que es mejor evitar en el temido buffet libre. Según Sánchez, olvídate del pan blanco “porque es un alimento superfluo y de poco valor nutricional”, de los cereales de desayuno “que tienen hasta un 33% de azúcar” y de los embutidos como el beicon “porque es carne roja procesada”. A esta lista Ríos añade los zumos envasados “por todo el azúcar que contienen” y la bollería industrial, “ultraprocesados de primer orden”.
Si comes más o menos, pero comes bien, ¿a quién le importa? “De hecho, comer más (si son alimentos sanos) es positivo, porque si tomas poco puede que al rato tengas hambre; mientras que si cargas bien el plato de comida saludable no lo tendrás”, señala el último nutricionista.
¿Y qué pasa con otros desayunos “organizados”?
Muchos hoteles no ofrecen buffet libre, pero sí desayunos continentales, americanos o ingleses, mediterráneos o brunch. Si el continental se caracteriza por ser el más asequible para los hoteles y restaurantes (incluye bebida que suele ser café, leche o té; y suelen predominar las piezas de bollería y las tostadas de tomate o mantequilla y mermelada), el segundo, el americano o inglés, es más proteico y contundente porque incluye huevos y carne.
El mediterráneo es parecido al continental, pero añade a los alimentos anteriores más piezas de frutas (sueltas o en ensaladas) e incluso otros lácteos, normalmente en forma de yogur; mientras que en la nueva moda del brunch –disponible a media mañana, entre las 11.00 y las 15 horas–, triunfan las tostadas de aguacate y los huevos Benedic.
¿Cuál es el más saludable de todos? “Ninguno”, dice Sánchez, quien defiende que es mejor elegir alimentos sueltos de cada uno de ellos. “Todos incluyen cosas que no son saludables, así que es mejor seleccionar lo que sí y lo que no”, concluye el experto.
Yaisa Saiz
Fuente: diario «La Vanguardia»
Fotografía: diario «La Vanguardia»
https://www.lavanguardia.com/comer/tendencias/20180713/45819883705/desayuno-hotel-buffet-libre-nutricion.html

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