El besugo es un pescado con un sabor delicioso que se consume sobre todo en estos meses invernales y que en las fechas navideñas se ha convertido en un plato tradicional. De hecho, es tan popular que dio nombre a la “besuguera”, tradicional cazuela de dos asas, rejilla y tapa.
Vive en bancos pequeños, en fondos arenosos de hasta unos 500 m. de profundidad. Es omnívoro y se alimenta sobre todo de peces y moluscos. Al nacer son machos y después de unos 10 años se convierten en hembras.
Con forma ovalada y grandes ojos, tiene un lomo gris rojizo y un vientre plateado. Es característica su mancha negra encima de su aleta pectoral. Recubierto de grandes escamas, puede medir de 15 a 50 cm.
Su temporada óptima de pesca es de octubre a marzo, sobre todo en las costas atlánticas europeas. Al comprarlo hay que fijarse en que las agallas tengan un color rojo vivo y que los ojos sean saltones, brillantes, ambos son síntomas de frescura.
Las formas de preparación de este pescado son muy sencillas, con el fin de realzar sus cualidades y su sabor. Es importante encontrar el punto idóneo de cocción para evitar que pierda su jugosidad. Se suele cocinar asado, en papillote, a la plancha o guisado con cebolla y guisantes (Galicia). Aceite de oliva, sal y limón son los condimentos más habituales. Por su fácil digestibilidad está muy indicado para niños y personas mayores.
Valor nutricional
Pescado azul, magro, con un valor calórico moderado, aportando 86 calorías por cada 100 gramos de porción comestible. Fuente de proteínas, como el resto de pescados, también contiene minerales, tales como potasio, magnesio, hierro y vitaminas del grupo B.
 

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