Uno de los platos más frecuentes en invierno es el cocido, con sus múltiples variaciones propias de cada lugar: olla, puchero, pote, caldo, cocido…Plato tradicional que se caracteriza por la gran diversidad de ingredientes, sin demasiadas limitaciones, y por su preparación lenta, a fuego moderado.
En cada zona el cocido se adaptaba a los ingredientes que se podían conseguir y a la estacionalidad de los productos. Por esta razón, se convirtió en el alimento diario en los hogares más humildes, el plato único.

«La gran diversidad de ingredientes aporta todos los nutrientes de las legumbres, carnes y hortalizas.»

Todos los cocidos tienen algo en común, una olla grande con agua en la que se echan un gran número de ingredientes: garbanzos, carne de pollo, cerdo, ternera, huesos de jamón o de caña, col, zanahorias, patatas.. . Muy importantes son las chacinas «los sacramentos»: el chorizo, que le confiere ese particular color rojizo , la morcilla, el tocino, que da sabor y suavidad, y la morcilla, con múltiples variedades repartidas por toda la Península.
La gran diversidad de ingredientes aporta todos los nutrientes de las legumbres, carnes y hortalizas: hidratos de carbono, lípidos, proteínas de origen vegetal y animal, minerales…
Aunque es un plato idóneo en los meses fríos del invierno, sus ingredientes aportan un gran cantidad de calorías.  Pero el valor nutritivo se puede alterar manteniendo los ingredientes y variando las proporciones.  Podemos crear una receta que se adapte a nuestras necesidades, con una correcta distribución de los componentes teniendo en cuenta las necesidades de los comensales según su peso, actividad y estado fisiológico con el fin de que no sea una comida atiborrante.
Consejos para conseguir un plato más saludable reduciendo la grasa:

  • Morcilla, chorizo, tocino o costillas, el alma de este plato, contienen una gran cantidad de grasa y, si los añadimos tal cual, aumentarán enormemente las calorías. Para evitarlo debemos cocer los elementos cárnicos en una cazuela con agua fría, consiguiendo así extraer gran parte de la grasa. Una vez cocidos, se escurren y se reservan para añadirlos una vez esté hecho el cocido.
  • También, es aconsejable hacer el cocido de un día para otro, meterlo en el frigorífico, y, al día siguiente, eliminar con una espátula la grasa que aparece en la superficie. De esta manera consumiremos menos grasa animal y el plato será más saludable, disminuyendo su aporte calórico y de grasas saturadas.

 
 

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