¿Qué es más sano: un dónut o una macedonia? No hay duda sobre qué opción tiene un aporte nutricional más saludable y equilibrado. No obstante, son muchos los que en la práctica eligen la primera para una merienda. Con una rutina cada vez más ajetreada y la aparición de la comida rápida y precocinada, se han perdido muchos hábitos saludables de la dieta mediterránea. La falta de tiempo disponible entre los padres afecta a la alimentación de los hijos. Y se olvida a menudo la importancia que tiene la alimentación en el desarrollo físico e intelectual de los menores, así como en su rendimiento académico, advierte la doctora Gina Bofill.

«Hay que hacer participar a los niños, que entiendan que la nutrición funciona como una orquestra y debe ser variada para obtener las vitaminas y minerales que harán que suene bien».

Por ello, insta a los padres a recuperar el control de la cocina y a no dejarse llevar por aquello que es más fácil. Y no solamente eso: «Hay que hacer participar a los niños, que entiendan que la nutrición funciona como una orquestra y debe ser variada para obtener las vitaminas y minerales que harán que suene bien». Para ello recomienda trucos como hacer presentaciones atractivas de los productos que menos suelen gustar a los menores (verduras y legumbres) y llevar a los niños a hacer la compra, a poder ser al mercado.

«Comer de forma equilibrada y variada es fundamental para rendir en la escuela»

La clave para el correcto desarrollo cognitivo de un menor se encuentra en la variedad y el equilibrio cuantitativo de la alimentación. Los nutricionistas recomiendan que el menor tome a lo largo del día, repartidas en cinco comidas, cinco raciones de fruta y verdura, 30 gramos de frutos secos y entre cuatro y cinco raciones de hidratos de carbono, sin descuidar los aportes de proteínas ni beber unos ocho vasos de agua.
El desayuno, explica la nutricionista infantil Nuria Guillén, es para el estudiante la comida más importante del día y debe ser completo, introduciendo lácteos por su aporte de calcio junto con fruta, cereales y, opcionalmente, embutidos, cacao o mermeladas. Un desayuno correcto, que debe completarse con un segundo desayuno en la escuela, ayudará al menor a tener energía suficiente para todo el día y evitará la ansiedad.
El almuerzo debe ser otro de los principales aportes energéticos y nutricionales para los niños. La merienda es un refuerzo y la cena no debe ser copiosa, más bien al contrario. Guillén recomienda preparar platos combinados en los que esté presente la verdura y tomarlos sobre las ocho de la noche, al menos una hora antes de ir a la cama para mejorar la calidad del descanso.

María Iglesias

Fuente: diario «El Periódico»
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/guia-para-una-buena-alimentacion-los-estudiantes-5360388

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