Es una de las salsas más populares y consumidas en todo el mundo. De origen mediterráneo, muy presente en su cocina, es internacionalmente conocida.
Se trata de una salsa emulsionada fría (que une dos ingredientes para crear un todo homogéneo, con una textura diferente a la que tenían por separado) que se elabora con huevo entero y aceite vegetal batidos. Se aconseja el empleo de aceite de oliva. Se puede sazonar con sal, zumo de limón o vinagre.
Aunque en el mundo anglosajón se cree que tiene origen francés, en realidad es menorquín, y está emparentada con el alioli. En el siglo XVIII, en el inicio de la Guerra de los Siete Años, los franceses, durante su estancia en la isla atacando el fuerte de Mahón, tienen la ocasión de probar la salsa alioli. Copiaron la receta y la llevaron a Francia, quitando el ajo que no era de su gusto. En España se popularizó en el siglo XIX por la gran influencia de la cocina francesa.
La mayonesa es un acompañante idóneo para pescados, mariscos y hortalizas, así como de otros platos elaborados como ensaladas, hamburguesas, sándwiches, pastas, patatas fritas, etc. Además, es la base de otras salsas como la rosa, tártara, holandesa…
La salsa no debe guardarse en sitio muy calientes ya que perdería consistencia pero tampoco muy fríos. Debe consumirse en horas o escasos días después de su elaboración.

Propiedades nutricionales

Aunque tiene un alto contenido graso y energético, se trata de aceites ricos en grasas insaturadas, una grasa saludable, ya que aporta ácidos grasos omega 3 y 6. Una cucharada sopera de mayonesa, 15 ml., aporta unas 90 calorías. Se puede integrar en una alimentación equilibrada si no se abusa.
Esta salsa viene muy bien para aderezar platos de personas inapetentes o niños y hacerlos más apetitosos.
 
 
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