Mermeladas y confituras son productos tradicionales que nos alegran los desayunos y se emplean frecuentemente en repostería, salsas y guarniciones.
Con una consistencia pastosa, gelatinosa y sabor afrutado, las mermeladas se obtienen por la concentración de frutas, adecuadamente preparadas con adición de edulcorantes. La fruta contenida puede ir de diferentes formas: en trozos, tiras o partículas finas dispersadas uniformemente.

«La pectina, gelificante natural que se encuentra en la piel y las pepitas de la fruta, proporciona la consistencia adecuada a las mermeladas.»

La proporción de fruta y azúcar varía en cada mermelada. Se deben elegir las piezas que tengan un color brillante y atractivo, ya que el punto de maduración de las mismas es importante en su elaboración. La pectina, gelificante natural que se encuentra en la piel y las pepitas, proporcionará la consistencia adecuada. Para que actúe adecuadamente necesita tanto el azúcar, que se añade durante la cocción, como la acidez, incorporada de forma natural en la fruta.
Aunque la cocción de frutas en azúcar de caña la trajeron los descubridores de América, los griegos en la Antigüedad ya cocían membrillos en miel, tal como figura en un libro de cocina del romano Apicio. Sin embargo, este método para conservar la fruta más tiempo añadiendo azúcar tiene su origen en el siglo XVIII, cuando una tendera escocesa de la localidad escocesa de Motherwell descubrió accidentalmente un lote de naranja pasadas. En el siglo XIX se popularizó su consumo con el abaratamiento del azúcar.

Diferentes variedades de frutas en azúcar

Cuando nos acercamos a comprar mermelada podemos encontrar productos que, aunque a primera vista parecen iguales, tiene diferencias significativas, tal como se puede leer en las etiquetas:

  • La mermelada, hecha con fruta íntegra cortada en pequeños trozos o triturada y, por tanto, más oscura y espesa que el resto de variedades. El contenido de fruta debe ser superior a un 30%.
  • Las confituras, donde la fruta está menos entera, tiene una consistencia más gelatinosa e incorpora mayor cantidad de azúcar. El contenido de fruta debe ser superior a un 35%.
  • La compota, conserva de fruta con no más de 15% de azúcar que tradicionalmente se hace con manzana, aunque se elabora también con otras frutas como la pera, el melocotón o albaricoque.
  • La jalea, salsa semisólida, elaborada a base de cáscaras de frutas ricas en pectina cocidas en azúcar y su propio zumo.

Las mermeladas, con una bajo contendido en grasas y proteínas, tienen una gran riqueza de azúcares, por lo que conviene moderar su consumo.
 
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