El invierno ha sido tradicionalmente la estación de la matanza del cerdo, un rito ancestral que surgió de la necesidad de autoabastecerse. Era un fiesta rural, muy participativa en la que se elaboraban embutidos y chacinas variadas: jamones, chorizos, salchichones, pancetas y costillas, longanizas, y las morcillas…
Uno de los embutidos frescos más populares es, sin duda, la morcilla. Elaborada con sangre de cerdo, vacuno u ovino, que se puede condimentar y amalgamar con verduras como puerro o cebolla, arroz, manteca de cerdo, miga de pan, especias…dependiendo de las peculiaridades de cada zona.
El origen de este embutido se remonta a la Antigüedad  y se ha convertido en un  plato de referencia. Su consumo está muy extendido por todo el mundo bajo diferentes denominaciones: sanguinaccio en italiano, black-pudding en inglés, boudin noir en francés,  blutwurst en alemán…
En España, la morcilla más famosa es la de Burgos, que se caracteriza por llevar arroz como principal ingrediente. La variedad denominadas frescas están rellenas de verduras y se cocinan como si fueran las salchichas, pinchándolas con un tenedor durante su cocción para evitar que revienten.
Son el ingrediente idóneo para el potaje de legumbres, como guarnición o como entrante, acompañada de verduras…El relleno de la morcilla también se puede emplear como ingrediente en otros platos. Se cocina de múltiples maneras: a la plancha, al fuego lento, con salsa de tomate…
Al ser un producto crudo su conservación debe hacerse en frío, con una caducidad de pocos días.
Nutricionalmente
Tiene un elevado valor energético por lo que, para formar parte de una dieta equilibrada, hay que reservar su consumo para ocasiones puntuales y en una cantidad moderada. Por su alto aporte de proteínas y relativamente pobre en calorías, es un alimento idóneo para personas activas y que practican deporte. Las proporciones de nutrientes varían en función del tipo y cantidad de la carne empleada en su elaboración.
Es un alimento que contiene minerales, como el hierro, recomendable para las personas que padecen anemia por carencia de este mineral, zinc, potasio, calcio y magnesio, así como vitaminas A, B9, B3 y E.
 
 

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