Aunque todos tenemos una imagen en la cabeza de lo que es la comida rápida o “fast-food”, podríamos definirla de forma sencilla como aquella que se prepara, se sirve y consume con gran rapidez.
Pero, ¿Es tan perjudicial para la salud este tipo de comida? ¿Qué frecuencia de consumo sería recomendable? ¿Hay algún tipo de comida rápida compatible con la salud y los buenos hábitos de alimentación?
Para poder responder a estas cuestiones, vamos a analizar primero algunos aspectos sobre este tipo de consumo:
COMPOSICION NUTRICIONAL
Por lo general, los platos que se sirven en establecimientos de comida rápida aportan una cantidad importante de calorías, ya que suelen ser ricos en grasas e hidratos de carbono simples, y por el contrario, apenas contienen otros componentes de los que no andamos tan sobrados, como vitaminas, minerales o fibra.
Es decir, la máxima expresión de los errores de alimentación típicos de nuestro entorno en una sola ingesta
TAMAÑO DE LAS RACIONES
La elevada cantidad de calorías que aporta este tipo de productos no sólo depende de su composición nutricional, sino que también del tamaño de las raciones (que por lo general, tienden a ser excesivas) que, incide, lógicamente, de forma directamente proporcional en las calorías que aportamos a nuestro organismo.

«De cara a construir unos buenos hábitos de alimentación entre los niños y jóvenes, es importante transmitir precisamente el carácter excepcional de la comida rápida.»

LOS COMPLEMENTOS…
Además del tamaño de las raciones, hemos de tener en cuenta que cuando tomamos comida rápida, generalmente no nos limitamos al plato principal (hamburguesa, bocadillo, pizza…) sino que éste suele ir acompañado de «complementos» variados, con escaso valor nutricional, como guarniciones o entrantes fritos en abundante aceite (patatas , aros de cebolla, nuggets…),salsas ricas en grasa, sal o azúcar, bebidas azucaradas y gasificadas (refrescos, zumos, batidos…) o postres dulces (helados, bollería…),lo que supone añadir todavía más calorías, grasas y azúcares dentro de la misma ingesta.
Por ejemplo, una ración de patatas “pequeña” (230 KCal), un refresco “pequeño” (210), una ensalada condimentada con “tropiezos no vegetales” (220) y un postre (230) pueden suponer cerca de 900 Kcal, casi la mitad de las necesidades de energía diaria de un adulto medio. ¡Y eso sin incluir el plato principal!.
 LOS AUSENTES…
Por otra parte, hay grupos de alimentos básicos, como la fruta fresca, verduras (ya sean crudas o cocinadas), legumbres… cuya presencia en este tipo de establecimientos es anecdótica (una hoja de lechuga o una rodajita de tomate no puede considerarse una ración de verdura), por lo que resultaría complicado llevar una dieta equilibrada a partir de este tipo de comida.

«La comida rápida no supondría un problema si nuestra dieta habitual fuera equilibrada y el consumo de estos productos fuera ocasional.»

…Y LOS «PRESENTES»
Habitualmente este tipo de productos se encuentran en continua «promoción», que generalmente consiste en aumentar el tamaño de la ración o incluir los complementos mencionados anteriormente por el mismo precio o abonando una pequeña cantidad. Incluso se pueden dar ambos casos simultáneamente, p ej: » refresco grande» o «patatas grandes» por un determinado precio.
De esta forma, es fácil consumir más de lo que se tenía previsto en un inicio o de lo que nos pueda marcar nuestro apetito.
EL TIPO DE SERVICIO
Por último, como su propio nombre indica, la comida rápida se sirve y se consume en un corto espacio de tiempo y tanto el servicio, como la presentación de los platos pasan a un segundo plano.
No debemos olvidar que la alimentación no solo consiste en la ingestión de nutrientes, sino que tiene un componente social y psicológico que también tiene su importancia. Disfrutar de la comida, de forma pausada, en un ambiente agradable, y con una sobremesa en buena compañía, escogiendo alimentos saludables es la mejor manera de transmitir unos buenos hábitos de alimentación entre los niños y jóvenes. Y esto es complicado de conseguir en lugares donde la comida prácticamente se engulle.
¿ES POSIBLE DISFRUTAR DE LA COMIDA RAPIDA DE FORMA SALUDABLE?
El tipo de alimentación que mantenemos a lo largo de la vida está estrechamente relacionado con la salud (según la OMS, 6 de los 10 riesgos que más perjudican a la salud están relacionados con la alimentación) y ya hemos visto que este tipo de platos aporta elevadas calorías, grasas e hidratos de carbono simples, mientras que son carentes en fibra, vitaminas, minerales y otros componentes beneficiosos para nuestro organismo.
Este tipo de comida no supondría un problema si nuestra dieta habitual fuera equilibrada (rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, con cantidades moderadas de carnes, y pescados…) y el consumo de estos productos, al igual que otros superfluos (aquellos que encontramos en la cúspide de la pirámide de alimentación saludable) fuera “Ocasional”, es decir, de forma excepcional y no como norma.
La recomendación para la frecuencia ocasional podemos traducirla como «lo mínimo posible», ya que estos alimentos no son necesarios desde el punto de vista nutricional, y sin hacer grandes esfuerzos, seguramente nos surgirán ocasiones socialmente difíciles de rechazar para visitar estos establecimientos o consumir este tipo de productos. De cara a construir unos buenos hábitos de alimentación entre los niños y jóvenes, es importante transmitir precisamente el carácter excepcional que este tipo de comida debe jugar en nuestra dieta. Sin embargo, son productos que, por su presentación, sabor (contenido en grasa y sal) son muy demandados por los más jóvenes (y no tan jóvenes) de la casa.
Una solución para reducir la frecuencia de consumo de este tipo de productos en las edades tempranas, puede ser preparar una comida o una cena saludable a partir de una hamburguesa casera, una porción moderada de pizza o un bocata con pan integral, especialmente si los acompañamos con algo de verdura y de una pieza de fruta fresca de postre. Además, podemos convertirlo en una actividad divertida si involucramos a los niños en su elaboración: amasar la base de pizza, colocar los ingredientes, dar forma a las hamburguesas… Un tipo de plato similar, pero con valor añadido.
Laura González Pineda
Dietista de Gastronomía Baska

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