El cepillo de dientes es un elemento imprescindible para mantener la higiene bucodental, pero esto no siempre ha sido así. La patología dental, sobre todo las caries, se incrementaron exponencialmente en el momento en el que los azúcares refinados pasaron a formar parte de la dieta normal del ser humano.

Pero la naturaleza tenía previsto poder eliminar bien los restos de alimentos sin necesidad de objetos ajenos. Y eso sigue siendo así. La boca tiene mecanismos para realizar en gran medida la ‘autoclisis’, es decir, la autolimpieza de sí misma, si favorecemos que la propia boca funcione con todo su potencial. Y es que el primer ‘estropajo’ es la propia lengua, y el primer ‘detergente’ la saliva.

Qué función tienen los alimentos en la limpieza de la boca de los niños

Cuando alguna de las dos cosas no funciona (la limpieza de lengua y la saliva), ya sea una baja movilidad lingual por ejemplo por un frenillo lingual corto, o una escasez de saliva debido a medicación que haga que la boca esté seca, incrementará el riesgo de caries y gingivitis. Y para que esto funcione correctamente, también es importante que los labios queden bien sellados durante la alimentación, es decir, comer con la boca cerrada.

Una dieta con una alimentación lo más natural posible, lo más libre posible de azúcares añadidos, es la opción más sana, que más nos aleja de las enfermedades infecciosas.

Pero además de estos mecanismos naturales, los propios alimentos van a ejercer una función de arrastre y limpieza de las superficies dentales. Los alimentos duros, que necesiten una masticación vigorosa, van a estimular la producción de saliva y la movilidad muscular de la lengua, labios y carrillos, que harán función de frotamiento contra muelas y dientes. Todo lo que se puede aplastar con los dedos no requiere ser masticado, y lo único que se consigue comiéndolo es que se quede adherido en las superficies masticatorias de las muelas, que son irregulares precisamente para aumentar la potencia de la masticación (por eso se llaman ‘muelas’, porque son para moler, y las albóndigas, empanadillas, hamburguesas, croquetas o patatas fritas no necesitan ser molidas sino como mucho reblandecidas y aplastadas).

Alimentos que favorecen la higiene dental de los niños

El desayuno: En el desayuno será mejor comer una tostada de pan de barra que una galleta o una magdalena. Si preferimos cereales ‘de caja’ el muesli es ideal, mientras que el resto de ‘cereales’ son conglomerados con alto contenido en azúcar que es imposible eliminar por completo incluso después de un cepillado vigoroso.

A media mañana: Para llevar al colegio siempre será más aconsejable llevar queso tipo Gouda con pan de barra y una botellita de agua que un ‘yogur líquido’ y un sándwich de pan de molde. Se puede alternar con un bocadillo de jamón, o con fruta fresca como manzana, melocotón, pera, mandarinas… La fruta fresca es refrescante, saciante, sabrosa, vistosa… y más barata.

En la comida y la cena: En las comidas principales las verduras frescas realizan también una correcta labor de autoclisis, y por tanto preferiremos una ensalada a verdura demasiado cocida y blanda. Muchos niños disfrutan comiéndose ‘arbolitos’ de brócoli o palitos de zanahoria o pimientos, o incluso guisantes recién sacados de la vaina.

La carne en filete (no de carne picada) exige también el movimiento lateral de la mandíbula, a un lado y a otro, y aumenta la cantidad de saliva y la fortaleza de músculos, huesos, ligamentos de los dientes y articulación temporomandibular.

Realmente siempre se acaba llegando a las mismas conclusiones: una dieta con una alimentación lo más natural posible, lo más libre posible de azúcares añadidos, que no se venda en cajas ni envoltorios, y poco procesada es la opción más sana, que más nos aleja de  las enfermedades infecciosas (caries, gingivitis, enfermedad periodontal) y de las maloclusiones.

Irene Iglesias
Odontóloga

Fuente: guiainfantil.com

Fotografía: guiainfantil.com

https://www.guiainfantil.com

(Visited 58 times, 1 visits today)