La cocina de aprovechamiento en el hogar es importante y conveniente desde muchos puntos de vista. Un alimento aprovechado es un alimento mejor en términos de optimización y reducción de recursos económicos o energéticos. Además, aprovechar bien ayuda a la reducción del desperdicio alimentario, un factor muy importante dada la gran cantidad de comida que se desecha en los hogares.

El pollo es una carne fantástica en términos de aprovechamiento. Cuando asamos un pollo, podemos hacer un caldo con sus restos y verduras agregadas: cebolla, puerro, un poco de patata, zanahoria, laurel si nos gusta, sal y eventualmente pimienta y tendremos un caldo excelente en media hora de cocción. Una idea fantástica en cualquier época del año, pero aún más en los meses invernales.

Las croquetas de pollo son un clásico que atrae la atención de todos los comensales en una mesa: restos del pollo bien troceaditos y limpios, cebolleta, ajo, huevos, leche, harina, aove, sal, huevo y pan rallado para el rebozado. En cualquier momento y lugar, deliciosos bocados.

Los restos de carne de pollo limpios y troceados son también estupendos para agregar a ensaladas o como ingrediente para numerosas pastas o arroces. Si lo que nos ha sobrado es pechuga, podemos lonchearla para su uso en sandwiches.

El pollo ya cocinado puede congelarse en dados y de esa manera lo podremos emplear cuando lo necesitemos o cuando tengamos una idea luminosa o encontremos una receta apetecible.

 

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