La calidad de los alimentos impacta en el rendimiento mental
Al alimentarnos no sólo damos al organismo el combustible para tener energía, también le estamos dando al cerebro material para trabajar, señaló en entrevista con Sumédico radio la psiconutrióloga Ana Arizmendi.
Creadora del blog “Fácil de digerir”, la especialista señala que la forma como nos alimentamos es vital porque lo que comemos se convierte en lo que somos, en lo que pensamos y en lo que sentimos.
“Si realmente comprendiéramos que cada cosa que nos metemos a la boca se convierte en nuestras células, en nuestras emociones. Si consumes chatarra, te conviertes en chatarra”, señala Arizmendi.
Alimentarnos bien es vital y cómo lograrlo no es tan complicado, lo primero es plantear horas de comida y respetarlas para no dejar pasar mucho tiempo sin comer.
Algunas preguntas básicas que debemos hacernos cuando vamos a comer es ¿me hace bien? ¿me gusta?.
El cuerpo siempre nos indica si nos hace bien o no. Muchas veces sabemos que algún tipo de comida nos causa inflamación o nos provoca algún malestar, nos da cansancio o sueño, eso significa que algo no estamos haciendo bien, pero de todas formas la consumimos.
El llamado “mal del puerco” que provoca sueño después de comer no es normal, significa que algo estamos haciendo mal al alimentarnos.
Otro punto importante a tomar en cuenta es que la comida sana no tiene por que saber feo. Comer es un placer y al consumir alimentos debemos entrar en contacto con lo que estamos comiendo, sentirlo, olerlo, saborearlo, eso hará que aprovechemos los nutrientes y desechemos lo que no necesitamos.
¿Ya te llenaste?
La mayoría de la gente come hasta que se siente llena, por eso es necesario conectar con las sensaciones fisiológicas de hambre y saciedad, señala Ana Arizmendi.
“Consumimos alimentos hasta sentirnos mal, pesados, cuando debemos parar de comer cuando nos sentimos bien”, por eso es necesario además respetar las horas de comida.
La psiconutrióloga insiste en que no es normal que nos de sueño después de comer, algo estamos haciendo mal si eso nos sucede alguna vez.
Para cambiar la forma de alimentarnos, Arizmendi señala que planear es necesario.
“Se necesita una estructura, ponernos horarios, comprometernos a seguirlos”.
Al cambiar la alimentación, en vez de restar debemos sumar y plantear los propósitos a partir de este principio. “Sumar, antes de restar, nos pone en mejor actitud”
“En vez de decir no voy a comer postres: voy a sumar verduras al régimen alimenticio diario. También podemos decir: voy a sumar agua en vez de voy a prohibirme el refresco”.
¿Qué comer si hago ejercicio?
Si el cambio de alimentación es complementario a una rutina de ejercicio se recomienda no ayunar. “No es bueno hacer ejercicio en ayunas, la opción es tomar medio licuado, media fruta y comer algunas nueces y desayunar en forma después de hacer la actividad física”.
Es importante no olvidar hidratarse antes, durante y después de hacer ejercicio.
Ana Arizmendi recomienda que el propósito de este año sea sentirnos bien, no llegar a determinado peso, simplemente sentirnos bien.
Fuente: sumédico.com
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