La congelación de alimentos lo conserva desde el momento en que se prepara hasta el momento en que se consume. Desde los primeros tiempos, los agricultores, pescadores y tramperos han conservado granos, carnes y pescados en edificios sin calefacción durante la temporada de invierno. La congelación es la forma más fácil y rápida de conservar los alimentos, a pesar de que supone la pérdida de nutrientes. Concretamente, los nutricionistas advierten de que, al congelar las verduras, se pierden entre un 20 y un 25% de vitaminas y hasta un 10% de minerales.
Es por eso que recomiendan comprar los alimentos frescos y congelarlos una vez cocinados, además de seguir los siguientes consejos:
1. No congelar comida caliente.
2. Indicar el contenido y la fecha de congelación en el recipiente, ya que no es recomendable consumir alimentos congelados por más de tres meses.
3. Separar las raciones para descongelar sólo la cantidad que vamos a consumir.
4. No congelar un alimento que ya ha sido congelado, a no ser que se haya cocinado después.
5. Desechar los alimentos que han estado expuestos a una subida temperaturas durante más de una hora (por ejemplo, si se va la luz), ya que podrían aparecer microorganismos indeseables.
6. No congelar en el mismo recipiente dos alimentos distintos, para evitar la «contaminación cruzada».
7. Escoger siempre lo que más tiempo lleva congelado.
8. No descongelar a temperatura ambiente, sino dentro de la nevera.
9. Cocinar el alimento de inmediato si se ha descongelado en el microondas, para evitar la proliferación de microorganismos.
10. En el caso de descongelar bajo el grifo, algo no muy recomendable, es mejor hacerlo con agua fría, nunca con agua caliente.
Fuente: diario «Periodista Digital»
Fotografía: diario «Periodista Digital»
https://www.periodistadigital.com/ciencia/salud

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