Las mandarinas y las clementinas son dos variedades de la naranja, de menor tamaño, que tienen un aspecto muy similar.
La mandarina es una fruta de clima cálido, de forma achatada por su base, que se consume sobre todo en fresco, aunque también se utiliza en zumos, helados, postres…Su historia se remonta a hace 4.000 años en Extremo Oriente. Se consideraba como una golosina frutal, un alimento favorito del gobierno chino mandarín, de donde proviene el nombre. No llegó a Europa hasta el siglo XIX.
La clementina es el resultado de la hibridación que llevó a cabo en 1902 el misionero francés Clement Rodier en el huerto del orfanato de Argelia donde desarrollaba su labor. Para lograrlo, cruzó un naranjo amargo y un mandarino y el resultado reunió lo mejor de las dos frutas. Desde allí se propagó por todo el mundo.
Las principales diferencias entre ellas:

  • Temporada: la recogida de las mandarina comienza en otoño y las clementinas a principios del invierno, y su temporada es más corta.
  • Sabor: la mandarina es un poco más ácida que la clementina, más dulce.
  • Piel: la mandarina está más pegada a la piel que la clementina, por lo que se pela peor.
  • Semillas: la mandarina tiene semillas y la clementina no.

Nutricionalmente, y aunque en menor medida que las naranjas, ambas aportan gran cantidad de vitamina C, son ricas en fibra y poseen un alto contenido en agua.
 
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