Pasar del ´este niño no me come nada´ al ´¡Qué bien que come!´ no es sencillo. Pero este paso puede ser más fácil de la mano de la psicóloga Silvia Álava, quien nos ofrece consejos prácticos para que la vida alrededor de la mesa familiar con niños pequeños sea más feliz. Y nutritiva.
Pregunta. ¿Qué estrategias o “trucos” puede dar a los padres para que sus hijos coman mejor o, al menos, sin que haya una guerra de cubiertos en cada comida?
Respuesta de Silvia Álava. Lo primero que tenemos que hacer es que el niño sepa que se espera de él en la comida. Una instrucción del tipo “pórtate bien” es demasiado ambigua y no le estamos explicando que tiene que hacer. Por eso nos puede funcionar hacer una listado con las reglas que tenemos en la mesa. Como pueden ser:
– Se come todo lo que está en el plato. Hay padres que sirven mucha comida a sus hijos y luego negocian cuanto se comen. El niño no tiene que entrar en este juego, sino que el adulto le servirá una cantidad adecuada y razonable, y eso es lo que se come. No negociamos con él. Si quieres más se puede repetir.
– Pondremos un tiempo para la comida, y que los niños aprendan a comer en ese tiempo, pues otro de los problemas habituales, es que los niños tienden a alargar mucho las comidas, entre otras cosas porque saben que así tendrán un mayor rato de atención.
– No se hacen tonterías en la mesa. Tienen que saber que cosas se permiten y cuales no, y que entiendan que estar comiendo o cenando con los mayores, implica tener un comportamiento correcto durante la comida, y que si no lo tienen no les vamos a hacer caso.
Enseñemos al niño a comer sólo desde pequeño, no dejemos que este aprendizaje lo haga exclusivamente en el comedor del colegio, pues será más fácil hacerlo en casa, donde puede disponer de más atención, tiempo… de tal forma que cuando llegue al cole, ya sepa manejarse con los cubiertos, y no dependa del adulto. Son muchos niños, y no hay una cuidadora por niño.
Intentemos que los niños lleven una dieta sana, equilibrada y variada desde pequeños, lo ideal es que los nuevos alimentos, ya han sido introducidos desde casa, “no descubrir la fruta y la verdura en el colegio”.
No sobreprotejamos al niño, y no le demos de comer, de esa forma no le estamos permitiendo entrenar el hábito, y que se vaya haciendo autónomo en el mismo. En el colegio tendrá que comer él solito, y no se lo va a dar una cuidadora.
Armémonos de paciencia, el aprendizaje es difícil, y se van a manchar, se les va a caer… es normal, no les regañemos, es importante que desde pequeños aprendan a manejar los cubiertos, y no les demos la sopa, porque se le va a caer se van manchar lo va a poner todo perdido…, hagamos con uno de esos simpáticos “baberos-chubasqueros”, y que el niño aprenda aunque se manche.
No olvidemos que la tarea de aprender a comer, es responsabilidad de los padres, no del colegio. Los niños no van al comedor a aprender a comer y a comer de todo, eso se tiene ir haciendo también desde la familia.
¿Qué razones pueden llevar a un niño a portarse mal a la hora de comer?
R. Es verdad que hay niños que son más comilones, otros más inapetentes… y que determinados alimentos no les pueden gustar, pero cuando un niño se porta mal en todas las comidas, lo más habitual es que esté llamando la atención de los padres. Los niños saben que es un momento propicio para hacerlo, y a veces juegan con eso.
¿Cómo deben reaccionar los padres en estos casos? ¿Hay que castigar a los niños?
R. Si un niño está intentando llamar la atención, no tenemos que utilizar el castigo como estrategia, pues verá que aunque sea de forma negativa, sigue acaparando la atención del adulto; si no la EXTINCIÓN, que vea que así no te hacemos caso. Si tu no comes o te dedicas a hacer tonterías en la mesa, lo que haremos será dejar de prestarte atención, ni te miro, en cambio cuando si que comes o te comportas de forma correcta si que te hago caso, participas en la conversación…
¿Hasta qué punto es importante que padres e hijos compartan la hora de la comida?
R. Eso sería lo ideal. Quizás cómo o el coincidir a la hora de la comida entre semana puede ser muy complicado porque los niños están en el colegio, los padres trabajando… se puede intentar coincidir en la cena y los fines de semana. Compartiendo la comida, ayudamos a que los niños se sientan más integrados en la dinámica familiar, aprovecharemos el momento para conversar y que cada uno cuente sus cosas… Además lo ideal es mantener unos horarios que nos faciliten además de mantener una rutina que favorezcan la regularidad de las ingestas.
¿Puede verse la televisión mientras se come o es mejor que la familia charle durante la misma?
R. Es muchísimo mejor eliminar la tele de la comida, pues de esta forma favorecemos la comunicación durante la comida. Y no nos engañemos es más fácil mantener una conversación con la tele apagada. De esta forma, conseguiremos principalmente tres objetivos:
- Que los niños tarden menos, pues eliminamos un elemento distractor, muchas veces los niños se quedan “abducidos” delante del televisor, además, con la tele puesta se premia la lentitud, pues cuanto más tarde en comer, más rato de tele veo.
- Que los niños se centren en la comida, no solo en ingerir los alimentos, si no en conseguir buenos hábitos alimentarios, además de un comportamiento correcto en la mesa.
- Darle importancia a la comunicación familiar. No podemos olvidar la parte social de la comida, durante la misma no solo ingerimos alimentos, si no que conversamos con nuestros compañeros de mesa. Si hemos dicho que es bueno realizar al menos una comida en familia, aprovechemos el momento para charlar, que cada miembro pueda contar sus vivencias del día…
Si tenemos dos hijos y uno come bien pero el otro se porta mal, ¿cómo deben actuar los padres? ¿Se puede comparar a los niños?
R. Tenemos que pararnos a observar a ambos hijos y sobre todo pensar ¿quién es el que tiene más atención? Lo habitual es que, precisamente el que peor se porta es él que acapara la atención del adulto con frases del tipo come…pórtate bien… y al hermano que está comiendo correctamente es al que no hacemos caso. Se trata de dar la vuelta a la situación, vamos a atender y hacer caso al que se porta bien.
Eso no implica el entrar a comparar a ambos, si no, dejarles muy claro que vamos a hacer caso al que se porte bien (y además tenemos que especificar que es eso de portarse bien en la mesa), y que con el que no esté comiendo, se esté distrayendo, o se dedique a jugar en la comida no queremos estar. De esta forma reforzaremos al hermano que se porta bien, pero sin entrar en comparaciones entre ambos.
¿Desde qué edad puede empezar a inculcarse a los niños el buen comportamiento en la mesa?
R. Desde el principio, incluso cuando todavía son bebés, conviene que ya tengamos claras las pautas a seguir en las comidas, y se las vayamos inculcando a nuestro hijo, por ejemplo, desde bien pequeñín podemos enseñarle que cuando comemos, estamos a eso “a comer”, y no distraerle con la tele, o con juguetes, o parar para realizar otra actividad como el cambio de pañal… tiene que aprender que estamos comiendo.
Silvia Álava, psicóloga
Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
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