Por pincho (o pintxo, el vocablo en euskera) entendemos mucho más que aquello que nos indica el diccionario («porción de comida que a veces se atraviesa con un palillo y se toma como aperitivo»), ya que supone gastronomía, tradición, cultura y la máxima expresión del ámbito social que cubre la alimentación (no debemos olvidar que alimentarnos supone mucho más que nutrirnos).
A través de los pinchos podemos comer (y por extensión, beber), sin necesitar una mesa, plato ni tan siquiera cubiertos, y esto, de alguna manera, puede reducir la rigidez y el protocolo que acompaña a las «comidas tradicionales» y, por otra parte, facilita la fluidez de las conversaciones.
Desde la humilde «gilda» (compuesta por guindilla, anchoa en salazón y aceituna, que pesar de su sencillez consigue hacer salivar a más de uno con sólo pensar en ella), al tradicional «grillo» bilbaíno (lechuga, patata cocida, cebolla y aceite de oliva) los pinchos han ido evolucionando en ingredientes, elaboración, presentación y texturas (podemos encontrar vasitos, tempuras, chupitos…) llegando a ser platos muy elaborados y verdaderas joyas gastronómicas de bocado.
Cualquiera que sean los pinchos elegidos, es indiscutible que siguen reuniendo a cuadrillas de amigos, colegas de trabajo y varias generaciones familiares para disfrutar en un acto social de la comida y la compañía a partes iguales.
Pero, ¿qué nos aportan los pinchos desde el punto de vista de la nutrición y la salud?
En primer lugar, hemos de tener en cuenta si el «ir de pinchos» es algo que se realiza de forma habitual (por ejemplo, una o dos veces por semana) o de forma esporádica (de vez en cuando) y por otra parte, si la ingesta de pinchos sustituye a una de las comidas principales (por ejemplo, si sustituimos la comida del mediodía por pinchos, o éstos los tomamos como aperitivo antes de comer o cenar).
Si la toma de pinchos es algo habitual y éstos se ingieren como «extra» además de las comidas principales, podemos seguir algunos consejos para evitar que supongan un exceso de calorías en nuestra alimentación:
-Tomar una buena ensalada o un plato de verdura es una buena opción para completar una ruta de pinchos (si no es posible en la ingesta inmediatamente posterior, en la siguiente).
-El postre perfecto para terminar una comida después de unos cuantos pinchos es un par de piezas de fruta.
-Si vamos a tomar varios pinchos diferentes, podemos intercalar aquellos pinchos más contundentes (a base de fritos, rebozados, bechamel, salsas…) con otros más ligeros, que incluyan ingredientes vegetales, cocidos o a la plancha (como las gildas y grillos mencionados anteriormente, conservas de pescado variadas: anchoas, bonito…) con vegetales, mejillones al vapor con salsa de tomate picante («tigres»), champiñones al ajillo o a la plancha…
-Al valor calórico de los pinchos habría que añadirle el de la bebida que los acompaña, por lo general se trata de vasos cortos de vino («txikito»), de cerveza («zurito») o de vermut.
Cada gramo de alcohol aporta 7 Kcal (una cantidad a tomar en consideración teniendo en cuenta que los hidratos de carbono y proteínas aportan 4 Kcal/ g y las grasas 9 Kcal/ g), lo cual traducido en vasos supone, por ejemplo,unas 80 calorías para el vino,45 para la cerveza, 65 para el txakolí o 125 para el vermut. Es decir, que tomarse un par de zuritos aportaría las mismas calorías, más o menos, que tomarse un yogur.
Dado que el alcohol es un tóxico para nuestro organismo y que debe ser consumido con moderación, si se van a tomar varias rondas de pinchos con la bebida que les acompaña es una buena opción para reducir la cantidad de alcohol consumida alternar con la toma de agua.
En cualquier caso, «ir de pinchos» es un acto social que permite disfrutar de la comida, del entorno, de la tradición culinaria y que facilita la unión de lazos familiares o amistosos y cuyo objetivo no es nutricional, sino social.
Por ese motivo la recomendación es disfrutar de la gastronomía. Los pinchos y «potes» pueden formar parte de una dieta equilibrada, siempre que no existan patologías que lo contraindiquen o se cometan excesos exagerados. ¡¡Salud!!
 
Laura González
Dietista de Gastronomía Baska
 

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