GALEGO

 

Cada año, España genera unos 150 millones de litros de aceite vegetal usado, aproximadamente el 15% de la cifra total europea. Este desecho se genera en el procesamiento de alimentos, los restaurantes y los hogares.

Los aceites usados, como las grasas, no deben verterse jamás a los desagües, pues tienen un gran potencial contaminante. Degradan las aguas, afectan a los suelos y termina afectando a la agricultura. Las infraestructuras necesarias para combatir sus efectos son costosas.

El jabón elaborado a partir de aceites usados es un método tradicional de reciclado. Actualmente, se debe depositar el aceite usado en botellas en los contenedores específicos disponibles en las ciudades. Nuestra acción al depositar los aceites vegetales usados en esos puntos es el inicio de un aprovechamiento que permite nuevas vidas para los viejos aceites. Es el comienzo de un ciclo resultado de la economía circular.

El aceite alimentario usado se refina en instalaciones especializadas con la mirada puesta en la farmacología y la producción de biomateriales y biocombustibles. En el caso del biodiésel, la calidad del obtenido con el aceite residual es idéntica al obtenido con aceites vegetales no usados, reduciéndose de este modo el impacto medioambiental del biodiésel.

Biolubricantes y bioplásticos son otros resultantes del proceso, con usos en el sector automovilístico o farmacéutico o su aplicación en alimentos enfocados a la mejora de la salud -los llamados nutracéuticos-. También se investigan vías como la producción de bioplásticos.

 

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Extraído de un artículo de Miguel Carmona Cabello, Pilar Dorado y Sara Pinzi, de la Universidad de Córdoba. Fuente: The Conversation (www.theconversartion.com)

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