Según los resultados de un nuevo metaanálisis, la textura de los alimentos mejora la sensación de saciedad, por lo que podría ser interesante desarrollar nuevos estudios para ampliar conocimientos sobre todo lo que puede ofrecer la textura a la hora de reducir la ingesta alimentaria y luchar contra el sobrepeso y la obesidad.

Se considera que la textura es un aspecto que se subestima a la hora de diseñar y procesar los productos alimenticios, pero juega un papel importante en muchos sentidos, así se concluye en una investigación realizada por expertos de la Universidad de Leeds (Reino Unido). La investigación es en realidad un metaanálisis y una revisión sistemática de 29 estudios que cumplían con los criterios de inclusión, para determinar los efectos de la textura de los alimentos (forma, viscosidad, complejidad estructural) en la sensación de saciedad.

«Se considera que la textura es un aspecto que se subestima a la hora de diseñar y procesar los productos alimenticios, pero juega un papel importante en muchos sentidos.»

Anteriormente hemos hablado de otros estudios relacionados con la textura de los alimentos que muestran su importancia, por ejemplo, el realizado por la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido), en el que se concluía que la textura condiciona la percepción del carácter saludable, o el de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), en el que se mostraba el papel que tiene la textura en el disfrute a la hora de consumir ciertos alimentos.

Según los resultados, determinadas texturas logran reducir significativamente el hambre al favorecer la saciedad, por ello, los expertos recomiendan que la industria alimentaria se centre en la textura de los alimentos como una posible estrategia para reducir el consumo de determinados alimentos a fin de favorecer el control del peso corporal. Los investigadores comentan que trabajar en la textura es un enfoque prometedor que pueden adoptar investigadores, nutricionistas, psicólogos y expertos del sector de la alimentación para diseñar y optimizar los alimentos haciendo que sean más saciantes, lo que convierte a este aspecto en parte de la estrategia para la lucha contra el sobrepeso y la obesidad.

«Los expertos recomiendan que la industria alimentaria se centre en la textura de los alimentos como una posible estrategia para reducir el consumo de determinados alimentos a fin de favorecer el control del peso corporal.»

Mejorando la textura se puede conseguir una reducción en la ingesta de energía dietética y al mismo tiempo, se puede reducir la sensación de hambre, ya que se eliminan, en parte, algunos aspectos que favorecen la motivación para seguir comiendo. Los expertos comentan que existe una gran necesidad de aplicar estrategias de prevención nutricional a fin de cambiar nuestro entorno alimentario, por eso, la comprensión completa de todos los elementos que pueden contribuir en ello es la clave para alcanzar el objetivo.

A nivel individual, cualquier persona que busque opciones alimentarias más saludables debería tener en cuenta aquellos alimentos que le ayudarán a estar saciado durante más tiempo, por lo que si se aplican estrategias como el diseño de la textura, se podrá contar con una mayor oferta en el mercado de este tipo de productos alimenticios que favorecen la reducción de la ingesta calórica. Según los resultados del metaanálisis, los alimentos sólidos o de mayor viscosidad son los que pueden lograr un mayor efecto saciante.

Los responsables del estudio comentan que diseñar los alimentos para reducir el consumo en un entorno consumista agresivo requiere de un equipo interdisciplinario con conocimientos en tecnología de los alimentos, en nutrición y en ciencias del comportamiento, así como con una comprensión clara de los factores que controlan el apetito humano. El caso es que el estudio ha puesto de relieve que la investigación sobre los efectos de la textura de los alimentos en la saciedad se encuentra todavía en fases tempranas, siendo necesario profundizar más en esta cuestión.

«Es evidente que la textura juega un factor muy importante a la hora de comer, y si, por ejemplo, sabemos que sacia mucho más una manzana comida a mordiscos que un zumo o batido de manzana.»

Pero, además, hay que pensar que la industria alimentaria tiene otros intereses, precisamente cuentan con profesionales para que les guíen a la hora de diseñar productos alimenticios que sean muy apetitosos y que incluso inviten a comer más y más, de ahí el uso abusivo de potenciadores del sabor y aromas, así como de elementos y procesos de elaboración con los que conseguir texturas que, más que saciar, provocan que comas más porque resultan irresistibles. Es evidente que la textura juega un factor muy importante a la hora de comer, y si, por ejemplo, sabemos que sacia mucho más una manzana comida a mordiscos que un zumo o batido de manzana, quizá lo que hay que hacer es comer más comida sin etiquetas, ¿no creéis?

«Obviamente, contemplar sólo la textura de los alimentos para luchar contra el sobrepeso y la obesidad no es efectivo, hay otros aspectos que también juegan un papel importante.»

Volviendo al metaanálisis, se realizó una criba exhaustiva en más de 8.530 artículos, de ellos, sólo 23 se ajustaban a los criterios estrictos para abordar la comprensión de la influencia de la textura de los alimentos en el control del apetito, en el deseo de comer, en la sed, etc. Lo cierto es que son pocos estudios, de ahí que se recomiende realizar más siguiendo el enfoque marcado para ampliar conocimientos sobre la capacidad que tiene la textura para el control del hambre, la saciedad, etc.

Obviamente, contemplar sólo la textura de los alimentos para luchar contra el sobrepeso y la obesidad no es efectivo, hay otros aspectos que también juegan un papel importante. Sucede lo mismo con la percepción del sabor de los alimentos, el envoltorio, el color, el olor, el aspecto, el lugar donde se va a comer y, por supuesto, la textura, son influyentes. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Leeds y en este otro publicado en la revista científica Nature.

Fuente: Gastronomía&Cía

https://gastronomiaycia.republica.com

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