El arroz es uno de los alimentos más importantes para la humanidad. Y es mucho más. El arroz es cultura, es religión, gastronomía e historia. Sin embargo, producir arroz de manera intensiva es muy costoso en términos medioambientales y de recursos naturales. Avanzar hacia el cultivo sostenible del arroz es una sentida preocupación y una necesidad frente al cambio climático.

«Producir arroz de manera intensiva es muy costoso en términos medioambientales y de recursos naturales.»

Distintos organismos, entre ellos la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), vienen señalando de manera insistente la necesidad de lograr lo que han denominado como una intensificación sostenible de la producción agrícola. El programa «Ahorrar para Crecer» del organismo multilateral apunta en ese sentido.

Y esa intensificación sostenible debe abarcar otros cereales como el maíz y el trigo, pues se trata de proteger el alimento y la fuente de sustento de millones de seres humanos en un contexto de cambio climático, escasez de recursos como el suelo o el agua y crecimiento de la población mundial.

Un cultivo muy amenazado

El cambio climático y el deterioro medioambiental están incidiendo de manera negativa en el rendimiento de los cultivos. Esta realidad pone en riesgo el medio de subsistencia de millones de pequeños productores de arroz y el alimento de millones de personas alrededor del mundo.

«El arroz es un cereal básico en la alimentación humana y está presente en todo el planeta.»

La producción convencional del cereal, basada en la modalidad de inundación continua, exige una cantidad de recurso hídrico que ya no es posible sostener. Quienes se dedican al cultivo del arroz deben enfrentar una serie de desafíos cada año. El más importante tiene que ver con la variabilidad climática, que incide en la disponibilidad de agua durante determinadas etapas del cultivo.

La modalidad de inundación, no solo demanda una ingente cantidad de agua, también ha sido señalada por el aumento de las emisiones de metano, un gas íntimamente relacionado con el calentamiento global.

Según las estimaciones hechas por la FAO, la demanda mundial de cereales, entre ellos el arroz, ascenderá a 3. 300 millones de toneladas anuales para el año 2050.

Y esa demanda deberá ser cubierta con la producción de las tierras cultivadas ya existentes. Sin embargo, en Asia, la subida en los niveles del mar pone en riesgo los cultivos de arroz en los deltas fluviales.

¿Qué se está haciendo para hacer del arroz un cultivo sostenible?

Desde distintos puntos del planeta, y en variados contextos geográficos, se está trabajando en perfeccionar métodos de cultivo que hagan posible que la producción de arroz sea sostenible. En Europa se está trabajando desde el año 2015 en el proyecto Greenrice, un plan que busca mitigar los efectos del cultivo de arroz en el medio ambiente y cubrir una demanda cada día más alta del cereal.

Greenrice, que cuenta con financiamiento de la Unión Europea, reúne a investigadores de España, Italia, Francia e Inglaterra para evaluar la efectividad del sistema de producción denominado Alternate Wetting and Drying (ADW), que se traduce como humedecer y secar alternativamente.

«En Europa se está trabajando desde el año 2015 en el proyecto Greenrice, un plan que busca mitigar los efectos del cultivo de arroz en el medio ambiente.»

El método ADW consiste en inundar los campos de 2 a 5 centímetros de aguadejar secar hasta que el suelo llegue al límite de humedad requerido y se vuelve a inundar. Dicen los promotores de esta práctica que se puede reducir hasta un 30% el consumo de agua, y las emisiones de metano se pueden ver reducidas en un 48%, sin afectar a la producción.

La FAO promueve en los países en desarrollo un modelo llamado «Ahorrar para Crecer», que según el organismo multilateral busca la intensificación sostenible de la producción, mediante la puesta en marcha de sistemas agrícolas basados en los ecosistemas.

Experiencias de pequeños productores de África, América Latina y Asia hablan de cómo se ha logrado con este método elevar la producción, bajar la presión sobre el medio ambiente y fortalecer la resiliencia frente al cambio climático.

El riego por goteo es una esperanza

Según lo recoge el diario El Confidencial, en Girona, España, una empresa llamada Netafim, está ensayando el riego por goteo para producir arroz. Toda una extravagancia en un cultivo que durante 5.000 años se ha hecho con el método de inundación. Una técnica ya inviable, sobre todo en el área del Mediterráneo.

«Hacer sostenible el cultivo del arroz permitirá ahorrar el recurso hídrico.»

Sus promotores aseguran que el arroz no necesita tanta agua. La inundación de los campos se hace cuando ya las semillas han germinado y basta con no restringir el agua durante el proceso de la floración. El agua en los arrozales también se ha usado para mantener alejadas a las plagas y las malas hierbas.

Con el riego por goteo, insisten los voceros de Netafim, se ha triplicado el rendimiento de las cosechas que han pasado de 2,5 toneladas a 6. Un dato que ha seducido a agricultores de China e India. En este último, unos 100 agricultores ya gozan de los beneficios del riego por goteo.

Otra de las ventajas de este método es que se logra preservar la estructura del suelo. Con el sistema de inundación se distribuye una cantidad enorme de urea que puede llegar hasta fuentes de agua subterráneas y ríos, lo que provoca un desequilibrio en el ecosistema.

Un hongo para reducir el uso de pesticidas

Investigadores españoles se encuentran estudiando, en los arrozales del Delta del Ebro, la simbiosis que existe entre un hongo y las plantas de arroz y que hace que estas sean más productivas y resistentes a las enfermedades. Esta investigación se puede ver traducida en un  efectivo método para reducir el uso de pesticidas y alentar la agricultura sostenible.

«Las plantas de arroz en contacto con el hongo micorriza arbuscular reportaban más crecimiento y mejor resistencia a las plagas.»

El hongo en cuestión es la micorriza arbuscular. Un hongo que hace simbiosis con las raíces de la mayoría de las plantas terrestres y logra mejorar su nutrición y la resistencia a los patógenos.

Un trabajo llevado a cabo por el Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), reveló que las plantas de arroz en contacto con micorriza arbuscular reportaban más crecimiento y mejor resistencia a las plagas, lo que redunda en un mejor rendimiento del arrozal y reducción del uso de pesticidas.

El cultivo sostenible del arroz es una meta a la que se debe tratar de llegar lo antes posible. El cambio climático está mermando la disponibilidad de agua y eso puede afectar a la producción del cereal. Está en riesgo la vida de millones de personas que dependen de la producción de arroz, un cereal que es mucho más que un alimento.

A. del Nogal

Fuente: La Contaminación

https://lacontaminacion.org

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